martes, 24 de enero de 2012

AMOR ACCIDENTADO










--¡Diana, apresúrate o llegaras tarde!—la voz de mamá se oía por toda la casa.

Me di prisa en terminar de cerrar la maleta, me iba a Corea por un mes, me lo había ganado después de dos años de trabajo sin descanso, esta vez no dejé de pasar la ocasión, aunque hubiese mucho trabajo en el hospital yo necesitaba unas vacaciones con urgencia.

Me despedí de mis padres dándoles un beso en las mejillas prometiéndoles que me portaría muy bien, les traería algún recuerdo de mi tierra amada.

Faltaba una hora para despegar mi avión cuando llegué al aeropuerto, llevaba un poco de retraso, no me importó estaba a las puertas de hacerse mi sueño realidad, ¡ir a Corea!, y si tenía la ocasión visitaría la casa de alguno de los famosos, las direcciones de donde vivían las guardaba en mi bolso como un tesoro.

Tiempo después….

El avión aterrizó en el aeropuerto de Seúl, Incheon , un edificio magnifico, era considerado unos los mejores aeropuertos internacionales mas transitados del mundo, ahora sabía por qué, era hermoso nada parecido a los que hasta ahora había pisado.

Me encontraba muy nerviosa, ¡por fin, estaba en Corea!, miré mi alrededor para buscar la zona de los taxis, una señora entrada en años me indicó donde se encontraban, la saludé al estilo asiático ¡todo era tan emocionante!.

Sabía hablar algo de coreano pues un año atrás me inscribí a unas clases particulares por el deseo de aprender este idioma, ahora veía los doramas sin subtitular, eso era un alivio para mí.

Llegué al apartamento que renté para mi estancia en este país, era espacioso, al estilo europeo, suelo de tarima de madera, por lo que había que descalzarse antes de entrar, la cocina estaba decorada en colores suaves con los electrodomésticos de última generación, recorrí toda la casa hasta llegar al dormitorio, este era en tonos granates, me encantaba, la cama se veía confortable, invitaba a tirarme y saltar sobre ella, reprimí ese impulso con una sonrisa en los labios.

Empecé a sacar la ropa que traía colocándola en el armario, después fui a la cocina para ver que tenía que comprar, hoy solo lo dedicaría a ambientar la casa y preocuparme de comprar todo lo que necesitase para la estancia.

El supermercado estaba a media manzana del apartamento, no me cogía muy lejos, me dirigí allí. Compré verduras, carne, pescado ,fruta lo necesario para llenar la nevera y hacer mi primera cena en el apartamento, mañana lo dedicaría a visitar lugares de interés cultural !Me encantaba estar aquí!.

En casa una vez acomodada y alimentada puse el televisor, me alegraba de haber dado las clases de idioma.
Me desperté con los rayos del sol dándome en la cara, estirándome y bostezando me levanté de la cama, hoy comenzaba mis vacaciones después de tanto tiempo, creé un itinerario para el día de hoy, incluyendo museos, parques nacionales etc…

Hacía calor por lo que me puse unos pantaloncitos cortos y una camiseta amplia con mis deportivos, quería ir cómoda y ligera, cogí el bolso con toda mi documentación por si acaso me lo pedían, salí por la puerta toda ilusionada no sabría cuando volvería, como no tenía a nadie quien me regañase.. jejejejej.

El día fue agotador pero productivo, visité lugares que solo creía que vería por Internet, al volver a casa, compré ramen, la comida asiática me encantaba.

Una semana después había visitado casi todos mis lugares favoritos, me tomaría tiempo para descansar y relajarme, tenía por vecina a una ancianita muy simpática, me enseñaba fotos de su familia y nietos, alguno de ellos muy atractivos, la señora estaba muy orgullosa de ellos y sus logros.

Vi carteles de películas que se estrenaban cerca de donde yo me alojaba, decidí ir a ver una. Me arreglé un poco para salir.

Iba por la acera observando a la gente que pasaba a mi alrededor, cuando oí un fuerte choque de metal y cristales al romperse, el corazón me dio un vuelco, la gente corría en una dirección, me apresuré por si tenía que socorrer algún herido, esperaba que no fuese nada grave.

El panorama que tenía ante mí era aterrador, dos coches estaban implicados, uno de ellos la parte delantera estaba destrozada, el otro, un lateral y parte de delante, se veía con mal aspecto el panorama, en uno de ellos la gente que lo ocupaba salían con rasguños y alguna cara ensangrentada, en total eran dos chicas jóvenes y un chico.

En el otro coche la gente sacó un cuerpo inmóvil, la cara cubierta de sangre, el ocupante estaba inconsciente, me acerqué a este pues necesitaba mi atención, aparté a la gente diciendo que era enfermera que dejasen sitio para poder examinarlo, otra chica se me acercó diciendo que ella era estudiante, me ofrecía su ayuda, acepté, la persona estaba viva pero muy débil, tenía un buen golpe en la cabeza donde la herida sangraba, busqué en mi bolso algún pañuelo que siempre llevaba.

Alguien me dio una botella de agua y con eso le pude limpiar el rostro y la profunda herida que se le veía encima de la ceja.

El corazón me dio un vuelco al ver de quien era ¡no podía ser él!! Él no!. Estaba mal herido, tenía todos los síntomas de un traumatismo craneal severo, debía ser llevado con urgencia al hospital.

--¡! Qué alguien llame a una ambulancia!!—pedí desesperada, ¡no le podía pasar nada, a él no!.
Una voz dijo que ya lo había hecho, que no tardarían en llegar.
Diez minutos después lo subieron con una camilla sujetándole bien la cabeza para que no se moviese.
El médico me dijo que si lo conocía, le respondí que sí, me felicitó por la rapidez con que lo había tratado y me dijo que si no me importaba acompañarlo al hospital para dar algunos datos del paciente, me ofrecí hacerlo.

La vida de esta persona era muy importante para mí, sabía todo referente a él, donde vivía, su nombre verdadero e incluso el teléfono de esta persona.

Me subí sentándome a su lado, cogiéndole la mano entre las mías me acerqué lo bastante como para besarlo en la maltratada frente.

--Eli, recupérate por favor, no te puedo perder así—una lágrima caía por mi rostro lleno de dolor.

Al llegar al hospital, varias personas salieron a socorrernos, fui llevada a información para dar los datos de él, llamé a su familia informando lo que había pasado.
Por primera vez oí la voz de la mamá de Eli, nunca hubiese imaginado que lo conocería en estas circunstancias, no quería que esto fuese a terminar así, una voz por megafonía dijo mi nombre, acudí para saber de su estado.

--Por favor sígame—una enfermera me dio paso a la sala interna de emergencias, allí varias personas me aguardaban.


--En tu informe pone que eres enfermera ¿es cierto eso?—dijo uno de los médicos con el informe del paciente en la mano, con mis datos por ser la persona que lo ayudó.
--Si, llevo ejerciendo esta profesión hace dos años—dije, moría por saber como estaba él, creí que me llamaban para decirme sobre su estado pero por lo visto no era así.

Queríamos preguntarte si nos podías echar una mano, algunos de nuestros residentes están de baja por enfermedad, estamos necesitados de personal.

¿Qué hago? De esta forma estaría en contacto con Eli sabría de su estado y poder cuidarlo si tenía esa oportunidad, no me lo pensé mucho y acepté.

Me cambié de ropa por el uniforme que me dieron, al salir de los vestuarios unas de las enfermeras que estaba al mando de la sección me dio varios informes de pacientes, pero antes de empezar me enteraría de cómo estaba él.
Miré los expedientes, me sentí aliviada al ver que Eli estaba entre ellos, ahora podría cuidarlo.

Estaba en la UCI, tenía un feo golpe en la cabeza, miré su expediente y confirmó mi pronóstico
“traumatismo craneal” el paciente estaba en coma, el alma se me cayó a los pies, esperaba que se recuperase, haría todo lo posible para que así fuese.

Hace dos años me especialicé en cuidados intensivos, ahora me alegraba de haberlo hecho porque así podía cuidar de la persona que más admiraba y quería en este mundo a parte de mi familia.
El estaba tan quieto, su pecho se movía levemente por la respiración, estaba todo entubado, no lo quería ver así, iba a poner todo mi empeño para que él se recuperase o por lo menos lo intentaría.

Sabía de personas de cuando estuvieron en estado comatoso oían a los que estaban a su alrededor, de hecho es lo que se les aconsejaba a sus familiares que hiciesen, de Eli me iba a ocupar yo. Me acerqué a él sentándome a su lado, le cogí la mano y se la besé, apoyé mi rostro en ella.

--Te prometo que saldrás de esta—le dije.

Había pasado una semana y no daba señales de recuperarse, en mis ratos libres lo pasaba con él, le contaba como fue mi niñez y las travesuras que hice, como fue la primera vez que me gustó un chico y lo mal que me sentí cuando lo dejamos, al poco de eso fue cuando me empezó a interesar su mundo, el k-pop, los doramas, como empecé a enamorarme de su país, de la primera vez que vi su grupo en un video de You Tube y en como poco a poco se fue metiendo en mi corazón, la necesidad de verlo fue aumentando día a día, en como compraba sus discos por Internet y tener pósters en el interior del armario de mi alcoba.

Le conté que gracias a él, salí de momentos verdaderamente dolorosos en mi vida con tan solo mirar su rostro sereno y bello me daba fuerzas para continuar.
Me gradué con buena puntuación en mi carrera de enfermería, me gustaba poder ayudar a la gente y ahora lo iba hacer con Eli.

Llevé todo lo necesario para asearlo, su cuerpo ya no era un misterio para mí, todo musculoso pero no demasiado, sus brazos eran una de las cosas que más me gustaban de él a parte de su bello torso con sus abdominales bien marcados, solo podía imaginar lo bien que me sentiría al ser abrazada por él.
Como todos los días lo saludé dándole un beso en la frente, sus bellos ojos marrones permanecían cerrados, pasé la esponja húmeda por su rostro, luego cogí una suave y pequeña toalla blanca para secarlo cuidadosamente, no me cansaba de mirarlo.

--¿Cómo te encuentras hoy? Debes despertar, Kim Bun vino a verte hoy, está preocupado por ti, hazlo por ellos, ¿ok?—le hablaba muy a menudo aunque sabía que no obtendría respuesta.
Seguí aseándole pasando la esponja por su pecho, bajé la sábana que lo cubría para seguir el recorrido, amaba su hermoso cuerpo, no tenía ni un gramo de grasa, era todo músculo, su piel suave al tacto, que diferencia a los chicos de mi país, los asiáticos cuidaban mucho de su cuerpo e imagen.

--¡Terminé! Ya estas listo para recibir visitas, por cierto ¿tienes novia?, ah lo siento me siento celosa de esa chica que viene a visitarte, no quiero compartirte, pero…. Te dejo, tengo pacientes que atender, vendré más tarde—le dije acercándome a él, le di un breve beso en los labios tibios y carnosos de él.

Pasó otra semana y él no respondía al tratamiento, mi tiempo se agotaba, dentro de poco me tenía que ir del país para regresar al mío con mi familia, no quería dejarlo así, pero ÉL no respondía ante nada.
Hoy me tocaba estar de guardia por la noche, no había movimiento, todo estaba muy tranquilo por lo que decidí visitarlo como tantas veces lo había hecho. Pasé a la habitación, lo miré, hacía unos días le habían quitado todos los tubos y aparatos, respiraba por sí solo, lo único que tenía era el suero y una bolsa de medicamento intravenosa.

--¿Sabes que me tengo que ir? No puedo estar más contigo, ¡por favor despierta! quiero ver como me miran tus ojos por última vez. Sé que seré una desconocida para ti, pero no me importará porque sabré que estarás bien y que volveré a oír tu voz como antes—no me daba cuenta que tenía el rostro empapado de lágrimas, solo cuando acerqué su mano a mi rostro que me di cuenta que su mano estaba mojada por mis lágrimas.

--Me queda una semana, después desapareceré de tú vida como si nunca hubiese existido !Eli¡— lo llamé desesperada moviéndolo como si eso lograra sacarlo del mundo en el que se encontraba.

--¡No me hagas esto! ¡Despierta!, déjame sentirte vivo por una vez—apoyé la cabeza en su regazo llorando, no pude aguantar más la tensión de todos los días por verlo así, ansiaba ver al chico que era antes del accidente, un chico vivaz, lleno de alegría y ganas de comerse al mundo con su música,
Una persona alegre, querido por sus compañeros que no dejaban de llamar para preguntar el estado de salud en el que se encontraba sumido.

--¡Sabes!—levanté la cabeza para mirarlo—cuando vine a Corea soñaba con asistir a vuestro concierto, quería verte cantar y como te movías por el escenario, esto se convirtió en pesadilla cuando te vi allí, inconsciente en el suelo, estas vacaciones … no sé como definirlas, logré conocerte, estar contigo todo el tiempo, pero a la vez, lo peor que me ha pasado..—volví apoyarme mirándole la parte inferior de la mandíbula y el cuello, era lo que mi vista lograba alcanzar desde donde estaba.
Cerré los ojos relajándome un poco, noté como uno de sus dedos rozaba mi piel, abrí los ojos asustada y esperanzada a la vez, por si era mi imaginación que me jugaba una mala pasada, el movimiento se volvió a repetir, sabía que cuando los pacientes estaban en coma, había veces que esto pasaba, esperé a ver si lo repetía para dar orden de que lo examinasen de nuevo, esperé un tiempo, no pasó nada, fue solo una falsa alarma, un movimiento involuntario de su cuerpo, el corazón lo tenía en un puño.

Era entrada la mañana cuando desperté, acabó mi turno y vine a descansar, había dormido un par de horas desde entonces, hoy era mi día libre, había visitado pocas cosas desde que llegué a Seúl, no me importó, lo primero que haría sería visitarlo como todas las mañanas, luego me iría a comer en algún restaurante que apunté antes de venir a Corea y que tenía ganas de probar su comida.

Al día siguiente pasé por cuidados intensivos, lo eché de menos el día de ayer, me di cuenta que en la habitación había mucho movimiento, fuera aguardaba su familia y los chicos del grupo, llegaron dos médicos pasando y cerrando la puerta. Mi corazón latía desesperado, ¡no podía ser!, ¡no estaba pasando! No estaba preparada para eso todavía, recé con todas mis fuerzas para que saliese de esta, había gente que no lo superaba fallándole el corazón o algún otro órgano vital .
--¡Dios, ayúdale, no dejes que muera!—lloraba en silencio mirando la puerta cerrada de la habitación donde estaba él.


Su madre lloraba, en el hombro de Alex, no pude ver su cara para saber a que atenerme, su madre me vio y vino hacía mi, habíamos hablado en varias ocasiones.

--Diana,! Gracias por cuidar de mi niño!,-- me abrazó, dejándome un atisbo de esperanza.

En ese momento uno de los médicos que lo atendían salió, me acerqué para saber su estado, el médico habló con la madre de Eli, después se acercó a mí felicitándome por el trabajo realizado, le pregunté sobre él.

--Ha salido del coma, en estos momentos estamos haciéndole pruebas por si el golpe dañó su mente, por el momento todas han salido negativas—dijo, se fue desapareciendo por el pasillo del hospital.

Gruesas lágrimas corrían por mi rostro pero esta vez de felicidad, su madre me miró.
--Quieres a mi hijo ¿verdad?- a esta señora no se le escapaba nada pensé, le conté la verdad sobre mis sentimientos hacía él.

--Hiciste mucho por él, algunos nos rendimos viéndole así pero tu no, no lo dejaste solo y lograste atraerlo a la vida otra vez, por eso te estaré eternamente agradecida—me besó en las mejillas abrazándome.
-- No hice nada – dije avergonzada y con ganas de poder traspasar esa puerta que estaba cerrada.
--¿Eli esta consciente?—logré superar la timidez y pregunté deseosa por saber.
--SI, hace una hora más o menos que despertó—se notaba que amaba a su hijo.

Dos horas después..

Todo había vuelto a la normalidad, me tocaba pasar para comprobar los medicamentos, pasé a la habitación sin hacer ruido para no despertarlo, comprobé las gomas, me estaba retirando cuando…

--Tú eres mi ángel ¿verdad?—una voz profunda y bonita se oyó a través de la habitación, me quedé paralizada no sabia que hacer, ahora era diferente, él estaba consciente.
--¿Por qué no me respondes?-- quiso saber él un poco nervioso.

Me di la vuelta despacio sin saber que decir.
--Háblame, necesito saberlo—insistió él.

Estaba incorporado en la cama, llevaba la camisa de pijama del hospital abierta dejando su pecho al descubierto, se veía tan distinto al Eli que yo cuidaba y aseaba todo este tiempo, no sabía como actuar con él, me sentía muy cortada y apenada pues sabía que a partir de ahora las visitas nocturnas e incluso las horas libres no podría pasarlas más con él.

Pasó la jefa de enfermeras avisando que había una emergencia, me necesitaban en urgencias, asentí, me iba cuando le oí decir.
-- No te marches, dímelo—dijo en voz baja anhelante.
--Me tengo que ir—dije afirmando con la cabeza.
--Dime tu nombre al menos—me dijo
--Diana Cortez es como me llamo-- Saliendo de la habitación ¿por que me sentía diferente?. Era Eli el chico del que me había enamorado, el mismo que hacía semanas que lo cuidaba,¿Por qué de repente esta timidez?.

Solo faltaban tres días para el regreso a mí país, a Eli lo trasladaron a planta, eso quedaba fuera de mi sección, cortando así todo contacto de él, me despediría llegado el momento.

Miré la carpeta que llevaba en las manos, dentro de cinco minutos tenía que hacer un escáner sin fijarme en el paciente, llegué a la sala , el paciente ya estaba preparado, me fui directo a la maquina poniéndola en funcionamiento, terminada la prueba me acerqué al paciente para decirle que ya se podía incorporar por si necesitaba ayuda.

Quedé paralizada al ver quien era.
--Diana,!no te vayas!—me cogió de la muñeca antes de que intentara salir de allí.
--Sé que fuiste tú la que me ayudó a encontrar el camino, oía tú voz, solo la tuya, deseaba que no me dejaras en los momentos de silencio y desesperación, buscaba tú voz pero no la oía.

--¿Me oíste?— pensando en las cosas que le dije, mis sentimientos por él, todo lo que inspiraba su persona, el rubor se extendió por mi rostro, imaginando lo que pensaría de mí.

--No al principio, pero después fueron murmullos suaves hasta que se convirtieron en palabras completas, deseaba que siguieras conmigo, entonces la voz se desvanecía dejándome solo otra vez. Fuiste la que consiguió que luchara con todas mis fuerzas para salir de esto, tu voz se hizo imprescindible para mí, quería conocer a la dueña de esa voz—dijo Eli.
--No sé que decir—lo miré a los hermosos ojos marrones.

Él retiró la sábana que lo cubría, se puso de pie, acercándose a mí.
--¿Sabes a cuantas personas pregunté pensando que eras tú?—me dijo un poco molesto.
-- lo siento, no lo sabía—me disculpé.
--¿Por qué no dijiste nada cuando te pregunté?.
-- Fue la impresión de verte despierto—me sinceré a medias con él.

Sus piernas le fallaron por estar tanto tiempo de pie, estaba débil y fueron semanas las que estuvo en cama sin moverse. Lo sujeté a tiempo de caer al suelo, su cuerpo era pesado, estaba tan cerca de mí que su aroma penetró en mi nariz dejándome aturdida.

Eli me miró a los ojos, dejando caer su mirada a los labios, se acercaba poco a poco, estaba atrapada en un torbellino de sensaciones, su cercanía me quitaba el aliento, el corazón se me salía del pecho haciendo la respiración dificultosa.
Se acercó más, casi al punto de rozar mis labios con los suyos, Eli cortó las distancias besándome. El labio inferior quedo atrapado entre los suyos, los mantuvo así un leve instante, los movió un poco cogiendo el superior, se separó un poco volviéndome a besar con un poco más de presión, lo abracé al cuello al mismo tiempo que se aferraba a mi cintura apretándome contra él, se hizo más profundo el beso, no podía pensar en nada, olvidar todo menos él y este momento mágico junto a él.

Nos separamos despacio mirándonos a los ojos,!lo amaba! Estaba segura. Lo tuve que dejar me llamaban por megafonía.

Me llamaron del consulado de Corea, tenía que presentarme allí a las diez de la mañana, me dijeron que para firmar los tramites necesarios para poder quedarme y trabajar en el hospital de Seúl

En casa saltaba de alegría, me lo habían concedido podía quedarme aquí por más tiempo, pedí una excedencia por correo electrónico al centro hospitalario en el que trabajaba en mi país, me la concedieron, solo faltaba retirar el billete de avión antes de que pasaran las cuarenta y ocho horas para reclamar el dinero sino sería perdido.
Llegué poco antes de que dieran las doce en mi reloj de pulsera, el aeropuerto estaba abarrotado de gente, me dirigí a la sucursal de donde cogí el pasaje, hablaba con la chica cuando tiraban de mí fuertemente, me volví para decir algo, Eli estaba allí, tirando de mí hasta salir por las puertas del edificio.
--¿Qué pretendes? ¡Eh!, irte sin ni siquiera despedirte de mí, -- estaba furioso, aún así es el hombre mas hermoso que he visto en mi vida- pensé.
--¿Es que no significo nada para ti?—me preguntó y sin dejar a que contestara prosiguió diciendo:
--Se que te conozco desde hace poco, pero te amo, amé tu voz desde el primer momento que la oí, fue por eso que regresé quería estar con la dueña de esa voz, gracias a eso te conocí sin saber quien eras, me enamoré primero de tu voz, luego de la persona tan resbaladiza que resultaste ser –confesó

Estaba anonadada por lo que acababa de oir de sus labios,¿me quería? ¿Sería eso posible?- pensé
Sus brazos me atrajeron de nuevo a su cuerpo abrazándome fuertemente, su mejilla la apoyó en mi cabeza.
--¿Por qué te quieres ir de mi lado?. Es que acaso ¿no sientes lo mismo que yo? – dijo afectado.

Levanté la cabeza para mirarlo despacio memorizando este momento en mi cabeza, lo quería recordar siempre.
--¿Por qué no te quieres quedar aquí?, me pondré en contacto con quien sea para que puedas quedarte—dijo
--No hace falta, todo está arreglado—le dije sin especificar el qué.
--¡No te vas a ir! ¡Aunque tenga que atarte a mí de por vida -- dijo Eli

Lo miré, esos ojos que me atraparon por primera vez en una pantalla de ordenador, sus labios que me hacían enloquecer con sus besos, sus brazos que me hacían

sentirme protegida rodeada de ellos,
Ese cuerpo que podía pasarme horas y horas acariciándolo sin cansarme, todo eso junto fue lo que siempre soñé y ahora lo tenía al alcance de mi mano.

--No me voy, solo estaba retirando el pasaje, me han concedido una tarjeta de residente por un tiempo en tú país—le dije sonriéndole con amor.

--¿ Por qué no me dijiste nada? ¿Sabes lo angustiado que me sentí cuando me dijeron que hoy te ibas? --Me apartó de el unos centímetros.
--¡Te parece gracioso! El jugar con mis sentimientos, yo….- no lo dejé continuar

Me puse en puntillas sujetándome por su cintura, lo besé como nunca lo hice con nadie.
--Eli, te quiero, no me podía ir dejándote aquí.
--¡ Ah Diana! ¡me vas a matar de un susto un día de estos!—me abrazó de nuevo.
--¡No! Con lo que me costó que despertaras para mí, no te dejaré nunca—
Sus labios se unieron con los míos provocándome un mar de sensaciones.

Las vacaciones resultaron ser de lo más inusual que me pasó en la vida, conocí en persona mi gran amor, tuve la oportunidad de cuidarlo y amarlo en todo este tiempo trascurrido, y ¡por fin! lo obtuve a él como recompensa.

FIN

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